Fue una toma de contacto muy breve, apenas 1 hora (no conseguí que me la dejaran más tiempo), pero suficiente para hacerme una pequeña idea de esta moto tan característica.
Triumph es una Compañía fundada por Siegfried Bettman, un emigrante alemán en la Inglaterra de finales del siglo XIX, que creó su primera motocicleta en 1902. Sus máquinas pronto destacaron por su fiabilidad entre los pilotos de la época (ganó en 1908 la edición de la TT de la Isla de Man), lo que le permitió hacerse rápidamente con un puesto de importancia dentro del mundo de las motocicletas. Y es que esta marca tuvo adeptos tan famosos como Steve McQueen y Marlon Brando que, entre otras cosas, hicieron que la marca labrase su legendaria leyenda.
La Triumph Bobber destaca por su línea minimalista, característica de este estilo. Neumáticos anchos, depósito pequeño (9.1L) y asiento "solo", con una rueda trasera sobre basculante que simula un chasis rígido.
Me subo a la moto, que con una cota de altura de asiento bastante baja y un peso de poco más de 220Kg, hace que sea muy manejable en seco. La pongo en marcha, y en seguida te llega al oído el característico bramido de sus escapes (no pude reprimir unos acelerones para oír la sinfonía).
El motor es un 1200cc con un potente par y 77cv. Engrano la primera y la moto sale ligera hasta el semáforo. Se deja conducir, ágil y ratonera entre el resto de vehículos.
Los mandos responden bien. Son muy suaves. El acelerador electrónico tiene una respuesta muy precisa y el embrague hace lo propio. La frenada es algo justa, hay que acostumbrase, y el ABS hace bien su función. La caja de cambios es muy precisa y funciona como un reloj suizo, no tengo problemas ni para meter el punto muerto en cada parada.
La posición de conducción es típica de las motos Bobber. Postura fetal, con rodillas flexionadas y altas, y espalda encorvada. No parece muy apta para personal de altura... Sobrarían piernas o faltaría moto. Quizá unos estribos más adelantados solucionarían parte del problema.
En fin, un juguetito precioso para una persona soltera y sin compromiso, con mucha tecnología en su interior y a precio razonable para el que pueda darse el capricho.